martes, 29 de junio de 2010

Te contemplo desde una ventana sucia y deslavada.













Sin expresión en tu rostro,

me dices que has sido egoísta.

Pero, mi niña, tú no sabes
lo que es el egoísmo:
tú no sabes lo que es no ceder tú imagen
a otros sueños que no sean los míos;
jamás has derramado una lágrima
por el medio a perder tus labios.
nunca has sentido el frío pecho en tu ausencia.
No, amada mía,
tú no entiendes al egoísmo:
el polvo del aire no entiende al egoísmo.


Para ti.