lunes, 30 de noviembre de 2009

Ellos y yo - Xavier Villlaurrutia

Ellos saben vivir ,
y yo no sé,
ya lo olvidé si lo aprendí,
o nunca comencé ...
Ellos saben besar,
y yo no sé lo que es.
Me da miedo probar
a saber ...
Ellos saben reír,
Dios mío, yo no sé ...
¡Y tener que seguir 
así ...!
Ellos saben hacer
mil cosas más
que yo no lograré 
jamás ...

Ellos saben vivir
y reír
y besar ...
Yo: sólo sé llorar ... 

Xavier Villaurrutia

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Puta madre, pretender escribir después de eso no tiene madre, Xavier Villaurrutia, mi poeta favorito. 

viernes, 13 de noviembre de 2009

I,II,III,IV

I

El

Sonido

de la música

opaca tu voz

que

escucho

cuando

llora

el mar …

 

II

El

llanto

en mi rostro

rompe la monotonía

de amarte en

ésta tarde

gris.

 

III

La

última gota

de tequila en mi lengua

me recuerda que la póstuma y

cruda mañana tiene fecha de caducidad

cuando recuerde que bebí para olvidarte


IV

Mientras

crucé la calle de Donceles

el mar de 

personas me hizo recordar

esas tardes

que no estuvimos; esas canciones

nunca cantadas;

esos versos jamás recitados;

esos regalos

jamas envueltos, jamas entregados;

esas caricias 

que nunca nos rozaron 

y esos besos

que nunca nos dimos              daremos ...

mientras casi caigo del metro regreso a casa. 

jueves, 12 de noviembre de 2009

Travesía por los cielos


El avión cruza cielos, nubes, alientos;

la brisa corta la respiración, las ansias, los mares.

Tú presencia roza almas, penas, amaneceres;

el arpón de tu mirada incrustado en mi ser.

 

Navego en un mar de pasajeros

de cervezas

de historias

de cigarros apagados y de ronquidos

 

Disparo miradas

(bocinas que hablan en inglés)

los pasajeros se conocen sin mirarse,

sin hablarse, sin saberse.

 

La Ciudad de México me espera

/dócil, peligrosa, seductora/;

Escapo del calor de la ciudad

y de tu mirada empañada por dos cristales.

 

Tengo el asiento 12B por casa,

un libro de Efraín Huerta por Biblia.

Y en la memoria, tu aliento

que no deja de asfixiarme

cuando vuelo rumbo al Distrito Federal.

 

sábado, 7 de noviembre de 2009

Y este wey sigue creyendose (pseudo)poeta ...


Llego al filo del amanecer
y te descubro tan hermosa
-tus ojos, tu cabello, tu ausencia-
me miras, me sonríes (la ausencia persiste);

La tarde llega y yo
soñando: con tu cintura
con tus días de verano;
te sueño conmigo en un jardín;
te sueño en París y en Cuernavaca.

Mi ser es el viento que
te enfría al amanecer;
siempre ahí, aunque tu
no lo compenses. 

Él llega al filo de la noche,
y no ocupa que lo hagas esperar
/para eso estoy yo/.
Su presencia -escupitajo- 
quema, duele, consume. 


Él y tú se observan,
no ocupan lenguaje ni yo tampoco;
el anochecer da paso a la luna,
y obliga mi partida.

Los observo de lejos
y el "porque yo no"
vuelve a mí y me consume
                                me quema.

Mi siempre amor y devoción
tienen menos peso que
su repentina memoria 
de fines de semana. 

Y lo peor es que sé, 
que la próxima noche en que yo deba irme 
para no entorpecer el protocolo, 
tú /al lado de él/ me sonreirás, 
y yo no podré más que hacer lo mismo, 
lejos de ti, para que puedas ver mi sonrisa, 
pero nunca mis lagrimas...
                                        lagrimas ...                                              
que brotan cuando llegan con él la noche y la luna. 


Escribo esto desde mi esquina
/libreta, pluma y cigarro en mano/
lagrimas         lagrimas;
y una foto tuya, encerrada
en mis recuerdos, 
/tú, él/ que no sé como destruir ...