miércoles, 28 de julio de 2010

¡Vamos! o "All you need is #AMLOVE"


Hace 5 días la esperanza de cambio en el gobierno de nuestro país resurgió con más poder que nunca. Desde la explanada del Zócalo de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador emitió un discurso del cual, nadie debe sentirse rechazado o excluido (a menos que tu apellido sea Slim, Salinas-Pliego o Azcárrga, entre otros). Un llamado a la unión y conciliación, no solo de la izquierda, más desunida y perdida que nunca, sino a todo aquel que busca y cree que se puede dar el cambio. Dejar atrás la realpolitik de nuestros "representantes" en el poder e iniciar una campaña unida, esperanzadora. Una campaña en pos de un México mejor.

AMLO nos da su propuesta en cinco letras: ¡Vamos!

All you need is #AMLOVE


lunes, 19 de julio de 2010

Recorro las calles buscando tu nombre.























Recorro las calles buscando tu nombre,

y encuentro el vació que dejas

en esta ciudad que no es mía y no es tuya

y no es más que la tierra árida que es México.


Millones de rostros frente a mí

en las entrañas y venas de nuestro Distrito,

callan, duermen; su mirada es fría,

y sus labios no son tus labios sino piedra fría y seca.


Cada paso en esta ciudad es no saber tu nombre,

es buscar en el viento el aroma de tus manos;

es besar tu fotografía que guardo en la memoria,

y no dormir soñando con el día en que vuelvas.


Recorro las calles buscando tu nombre,

y encuentro el vació que dejaste en esta ciudad desnuda.

miércoles, 14 de julio de 2010

Quemando tu bandera en la frontera de la soledad






En la noche, la fruta en mi plato tiene un toque casi poético. Y digo casi por miedo a definir la poesía. Mi cuarto no tiene cama, años de dormir en el suelo me obligaron a quitarla. Pese a tener francés mañana, no tengo sueño. No, en realidad sí tengo sueño, mucho sueño. La voz de Sabina y el piano casi me hacen flotar. Éso y el último libro que leí. Murakami no tiene madre. No dudo que muchos, al igual que yo, se depriman al leer sus libros. No es para mal, solo es su efecto. Sandía y plátano son las frutas que escogí. Congenian bien, y el sabor del plátano es perfecto entre el jugo de la sandía. "Ay, Praga, Praga, Praga, donde el amor naufraga en un acorde" dice Sabina.


Ese monstruo que llamamos página en blanco



Necesitaba sentarme a escribir. Tenía ganas hace tiempo. Sin embargo, no hay palabras: no hay nada. Hablar casi por inercia. Leer, eso sí, leer deber ser el acto más orgulloso del ser humano. Mi mundo, mi universo, mi aspirina en cada página. En cada palabra. Escribir es complicado; y más cuando, como en mi caso, no sabemos por ni para qué escribir. Solo es por inercia, por vivir. Al igual que los pulmones perderían su leimotiv si dejaramos de respirar, nuestras manos y ojos perderían el suyo si no pudieramos leer y escribir. Siempre miento, la sinceridad no es difícil, mas si compleja. Sí tengo a quién y por qué escribir, es sólo que ya no sé quién es. Mejor dicho, su nombre, pero no quién es. En el plato, solo hay jugo y semillas. "Los condenados pagan cara su salvación", diría Joaquín.


Y es que, cuando te disparan, sangras.


Si hay algo que detesto es la palabra madurez. Qué pretención. A riesgo de parecer inmaduro, creo que es un termino que denota una gran hipocrecía. Sin duda, la experiencia me ha enseñado que aquel que se declara a sí mismo maduro, tiende a serlo menos que los mortales que no lo son. Una prepotencia (mal)disimulada ante la auto-exibición de nuestras virtudes es lo que, quien mantiene una conversación con una persona madura, tiene que soportar. Y peor aún, tener que demostrar interes ante el Sigrfido que tiene frente a él. Doble hipocrecía. Doble inmadurez. A los maduros no les vendría mal la definición de congruencia. "Ay, Praga, Praga, Praga, dos dedos en la llaga, y un santo en el desban." Olé, Flaco.


domingo, 4 de julio de 2010

El acto de beber.




"Bebemos para encontrar una respuesta que en la lógica y el orden no se puede entender. Un acto donde es posible la destrucción del autocontrol; de entrada directa a la irracionalidad; un instante en que la lengua se trava y los músculos no responden. La estética se pierde, al igual que los estigmas que tanto respetamos. No es que no se entiendan, a veces son necesarios para mantener una sociedad equilibrada. Pero con el alcohol el concepto que se tiene de la realidad cambia; los sonidos, colores, hasta la gravedad pierden sus bases. Caemos en un estado de embriaguez donde la realidad toma las dimensiones que en ese momento traicionan o cautivan nuestra mirada. Un acto puro y sin concieraciones éticas ni morales, donde el encuentro con uno mismo cobra una profundidad que no alcanzamos a apreciar por los efectos que tiene en nuestro cuerpo.

Pese a lo innatural del asunto, es por eso que bebemos, no hay más."

No supe continuar el texto, pero, me agradó.