Recorro las calles buscando tu nombre,
y encuentro el vació que dejas
en esta ciudad que no es mía y no es tuya
y no es más que la tierra árida que es México.
Millones de rostros frente a mí
en las entrañas y venas de nuestro Distrito,
callan, duermen; su mirada es fría,
y sus labios no son tus labios sino piedra fría y seca.
Cada paso en esta ciudad es no saber tu nombre,
es buscar en el viento el aroma de tus manos;
es besar tu fotografía que guardo en la memoria,
y no dormir soñando con el día en que vuelvas.
Recorro las calles buscando tu nombre,
y encuentro el vació que dejaste en esta ciudad desnuda.
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