jueves, 26 de agosto de 2010

#poesía


¿Qué es la poesía?
¿Una lámpara con un condón x foco?
¿Es el dulce sabor amargo de un cigarro en ayunas?
¿Es acaso el suicidio, 
las balas
los vales de despensa
o la bisutería?

No lo sé, pero cuando nuestros rostros se unieron
casi lo supe...

(Y el "casi" me come por dentro.")

Tarea 6

Silencio es el dolor de no encontrarte
en las calles vacías que recorres
mientras busco en el canto de los autos
nomenclaturas  y dialectos
que me ayuden a detener
las palpitaciones de mi corazón
que se sabe frágil y se sabe en una
pena constante y calla y arrasa 
fantasma en mi interior
que une los súcubos y los cupidos
en una orgía de las mil noches, 
de las mil voces en un páramo de arena
de vidrio y pétalos de espinas.

El uniforme de mis días nace en la luz de una vela;
autos, más autos cargando
el cartílago de los transeuntes;
siniestra suerte, repliego en mi voz
los matices de una lámpara en ayunas.
El parpadeo de un ciego
es la difícil postal del castillo que es tu rostro.

A veces callan las 16 avenidas;
callan tu nombre que no es tu nombre ya sino mi nombre
que ya he olvidado en una 
fotografía que no es tu rostro
sino el dolor, el dolor de no saber
ni ser sino un punto en el suelo, 
una mancha, una mota de polvo,
o el pétalo de una rosa.

martes, 24 de agosto de 2010

Llamadas telefónicas.


A veces me resultan un tanto difícil por tener que pasar por los saludos innecesarios y los intereses fingidos en la vida de los demás que implican las llamadas por teléfono. No es ser mal educado ni tampoco alguien que se queja de todo (y vaya que me quejo de mucho), es sólo que prefiero ir al grano en cuanto a las llamadas. A claro, no con todos, pero sí en cuanto asuntos mínimos se refiere. 

Sin embargo, en últimas fechas las llamadas del banco a la casa son cada vez más desesperantes. Una vez cada dos días era tolerable, recordatorio entendible de quien se le debe al deudor. Una vez al día tampoco era molesto. Pero recibir entre siete y nueve llamadas diarias desde las siete de la mañana se vuelve un calvario. Yo comprendo que la razón es que mi papá no ha pagado al banco lo que debe. Sin embargo, tener que aguantar diariamente el "buenas tardes con el señor fulano de tal" no es agradable. Desespera. 

Para evitar la molestia hay bastantes métodos. El que más uso es pedir que me espere un minuto y colgar en el acto. Mi madre tiene un poco más de tacto en este aspecto:

-No se encuentra el señor, habla la sirvienta
-Podría anotar el número qué le vamos a dejar, señorita, para que le diga al Sr Fulano que llamamos?
-No, no puedo, no sé anotar.
-No sabe anotar?
-No señorita
-Cómo se llama usted?
-Carmen
-Bueno, Muchas gracias.

Yo entiendo las deudas, caray, pero que estrés aguantar a estas personas... y los disfraces que debe ponerse uno para persuadirlos.


lunes, 23 de agosto de 2010

A veces.

(1)[1]
Verte ya no alcanza
si una palabra no escapa de tus labios,
y si la luz que palpita sobre tu rostro
calla cada vez que das un beso. Hoy la luna[]
(1)[2]Siente el peso
de no saberse sol ni saberse estrella,
punto de reflexión en que no
puedo descifrar tu llanto ni tus glaciares
hechos lentes;

(2)[3]
nada en vasos de luciérnagas
y duerme en medio de tus brazos;
Callar tu nombre 
es la profecía que dictaminó el destino:
(2)[4]
[tu cabello]
no es más que el
silencio de tus pasos y de los lunes
llenos de alcohol
y de una cicatriz de papel en mi cintura.
 
(3)[5]
Asumo 
el hueco que dejas
mientras paso a tu lado,
y desviar nuestras miradas
mientras sea el protocolo
que nos concedemos.



domingo, 22 de agosto de 2010

De Murakami, de los encuentros de escritores y de una dama.




Me da sueño muy seguido. Tanto tiempo de ocio gracias a mi decisión de no entrar a la escuela este año puede ser la razón. Puede ser pero no lo afirmo; si lo afirmara tendría que encontrar el modo de corregirlo, de cambiar mis hábitos, y como no tengo idea ni ganas de hacerlo realmente, prefiero suponer que afirmar. 

En fin.
*Hablaré de Murakami. 

Siento que cada libro que leo de él es la misma historia, el mismo tono y los mismos personajes con distinto nombre pero mismo pasado. Sin embargo su prosa y su modo de narrar hace que lo olvide. Si García Márquez hace lo mismo, ¿Por qué Murakami no se daría esas licencias? No lo hace menos grato. Tokio Blues y Sputnik, mi amor son dos novelas maravillosas. El termino encantadoras creo que es mejor. Los personajes transmiten al lector una sensibilidad que es difícil de encontrar. Te sumergen y atrapan de tal modo que la Catarsis es inevitable. Así como una novela de Televisa puede hacer llorar al más macho, una novela de Murakami puede enternecer al ávido lector de Kafka o Dostoyevski. No será el gran escritor de nuestro tiempo ni tendrá los grandes premios ni será alabado por la academia; no será el escritor bohemio ni tampoco ligado al stablishment literario; sus lectores pueden ser también los de Paulo Cohelo o Jhon Grisham; sin embargo, las historias de Murakami difícilmente pasarán desapercibidas. Un nostálgico que prefiere los tenis Nike y la música pop. 


*De los encuentros de escritores

Afirme dos de mis ideas respecto a estos grupos: 
1) a los escritores les encanta la pose.
2) mientras más diferente seas, ya sea por como vistes, escribes, hablas o camines, más incomprendido serás, y las posibilidades de publicación crecen. 

Les gusta parecer escritores, y aunque ya publican y se mueven por ahí, pareciera que se aman más a sí mismos que a la literatura. 

Pseudo escritores y no artistas, me cae.

Aunque hay sus excepciones. Luis Felipe Lomelí, un escritor que me encanta pasó desapercibido por mí.
Lo peor, pensaba que ni era escritor la persona que tenía frente a mí y regateaba el precio de un libro. 

Bueno, pensándolo bien, retracto. No son los encuentros en general, es  El Encuentro Nacional de "Escritores Jóvenes" que se realiza en Monterrey 


*De una dama.

(...)


Y si se preguntan por qué una foto de Ezra Pound posando, bueno, es que hasta para posar hay que tener clase.

viernes, 13 de agosto de 2010

Concha y Toro




Podía sentir su mirada. Reacía, inoportuna, como quien se posa frente a un cadaver o auto en llamas y aunque no guste de lo que ve y hasta le produzca un sinsabor en la garganta, no puede evitar centrarse en el espectáculo. [Somos 5 en los 4x4 de alto y ancho.] Una pipa improvisada con un bote de leche cortado y una cubeta llena hasta la mitad mantiene la marihuana lista para quien la busque. En los vasos quedan residuos del corcho hundido que flota en la botella de vino. No siempre se puede tener un destapacorchos, pero nunca sobra un desarmador, aunque no esté afilado. "Siempre malbec o merlot para pistear." Lo creo y lo sostengo: el "Concha y Toro" siempre salva a quien está corto de recursos. Más aún cuando se es un estudiante. Más aún cuando te encuentras en la extensión de tus vacaciones y esperas un mes para irte del país. Más cuando no te gusta el vodka ni el tequila. 

Ella me sigue mirando. Puedo sentir como acaricia su cabello y lo deja caer sobre su oreja. X sigue aspirando; el rojo de sus ojos empieza a derretir el rímel y a manchar su rostro. Z y yo abrimos la segunda botella. Ella y yo nos vemos. Bebo más. Mi última botella de vino había sido con Ella dos meses antes. tiempos en que pensaba que podría conjugar un nosotros para el futuro. Tiempos en que no bebíamos "Concha y Toro", sino un sabroso vino argentino de tres uvas en copa de cristal; ensalada, un corte argentino y chocolates bajo la luz de la luna y música francesa en el aire. Manu Chao, vasos desechables, foco fundido y chicles era ahora nuestra realidad, nuestro futuro que jamás existió. "Welcome to Tijuana, tequila, sexo, marihuana..." Mis manos tiemblan. Buscaba las palabras que ambos podríamos tolerar aún sabiendo que aunque las encontrará no podría decírlas. 

Sigo bebiendo. La taza con corazones de Z y mi vaso de plástico chocan en el aire. Ellos siguen fumando mientras nosotros [Ella y Yo] buscamos nuevos modos de ignorarnos debajo de los ceniceros o entre las manchas de tierra. Sigo en busca de las palabras. Sigo enamorado. Podía sentir en su espalda una mirada.