viernes, 13 de agosto de 2010

Concha y Toro




Podía sentir su mirada. Reacía, inoportuna, como quien se posa frente a un cadaver o auto en llamas y aunque no guste de lo que ve y hasta le produzca un sinsabor en la garganta, no puede evitar centrarse en el espectáculo. [Somos 5 en los 4x4 de alto y ancho.] Una pipa improvisada con un bote de leche cortado y una cubeta llena hasta la mitad mantiene la marihuana lista para quien la busque. En los vasos quedan residuos del corcho hundido que flota en la botella de vino. No siempre se puede tener un destapacorchos, pero nunca sobra un desarmador, aunque no esté afilado. "Siempre malbec o merlot para pistear." Lo creo y lo sostengo: el "Concha y Toro" siempre salva a quien está corto de recursos. Más aún cuando se es un estudiante. Más aún cuando te encuentras en la extensión de tus vacaciones y esperas un mes para irte del país. Más cuando no te gusta el vodka ni el tequila. 

Ella me sigue mirando. Puedo sentir como acaricia su cabello y lo deja caer sobre su oreja. X sigue aspirando; el rojo de sus ojos empieza a derretir el rímel y a manchar su rostro. Z y yo abrimos la segunda botella. Ella y yo nos vemos. Bebo más. Mi última botella de vino había sido con Ella dos meses antes. tiempos en que pensaba que podría conjugar un nosotros para el futuro. Tiempos en que no bebíamos "Concha y Toro", sino un sabroso vino argentino de tres uvas en copa de cristal; ensalada, un corte argentino y chocolates bajo la luz de la luna y música francesa en el aire. Manu Chao, vasos desechables, foco fundido y chicles era ahora nuestra realidad, nuestro futuro que jamás existió. "Welcome to Tijuana, tequila, sexo, marihuana..." Mis manos tiemblan. Buscaba las palabras que ambos podríamos tolerar aún sabiendo que aunque las encontrará no podría decírlas. 

Sigo bebiendo. La taza con corazones de Z y mi vaso de plástico chocan en el aire. Ellos siguen fumando mientras nosotros [Ella y Yo] buscamos nuevos modos de ignorarnos debajo de los ceniceros o entre las manchas de tierra. Sigo en busca de las palabras. Sigo enamorado. Podía sentir en su espalda una mirada.


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