domingo, 31 de enero de 2010

Triste remembranza de una pose (o de un pseudo intelectual)



"Soy alcoholico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio."
-Truman Capote


Tengo frío en las manos, mucho frío, es el costo de no llevar guantes; peor aún: estoy en un parque (con el otoño en el suelo, con los caminantes, y con las bancas grises). Decidi salir de mi casa un rato, y caminar ... y pensar. El parque es hermoso: el sonido del viento, su contacto con mi cuerpo; el verde del pasto mezclado con la tierra y la enorme cantidad de hojas marchitas (hermosas también, hoy me llevaré dos). Es lo horrible de la rutina, olvidas todo lo hermoso que hay en tu alrrededor; me apena ir ahora al gimnasio y no recorrer mejor este lugar cada día. Con la intención de leer me senté en una banca, debajo de un arbol. Cuando acabe unos dos cuentos, cerre el libro y me puse a observar el parque de nuevo. Después, con pluma y hoja en mano, escribí:

"Llego a la conclusión de que lo que en realidad hago en mi misión de ser escritor es mera pose. Los jovenes escritores tendemos a imitar (e idealizar) a la figura, ya sea aristocratica y academica o dramática y rebelde, de los escritores (generalmente) consagrados. Buscamos ser como él (o ella) en lugar de tratar de escribir como ella (o él). Sólo logramos la pseudo intelectualidad: citando autores, gritando nuestras últimas lecturas, incomodando a los no lectores o a los que prefieren los best-sellers (si quieren ver a estos especimentes pseudo intelectuales, dense un paseo por las oficinas de CONARTE o en algunos talleres de creación literaria).

Porque no toleramos la crítica, en especial, los escritores regios (o mas bien el escritor mexicano). Predican mucho la burocracia, los cafecitos, las lecturas en los bares y las autopublicaciones de comadres y amigos. Por autopublicarse o por salir de tal o cual taller ya se consideran las vacas sagradas de la Casa de la cultura (por no mencionar a los sangrones y ridículos miembros del Centro de escritores). Mamandosela unos a otros, leyendose mutuamente con la enfermisa idea de ambas partes de: te leo, me lees, decimos que somos de lo mejor, y nos publican en nuestras revistitas o en las ediciones de CONARTE destinadas a morir en cajas en el almacen. No dudo que existan buenos escritores por acá, pero los que hay, no tienen cabida por estos intelectualoides (o que pretenden serlo). Pero eso sí, cargando para todos lados dos o tres libros (que no leen en toda la reunion), citando autores que no leen pero que suponen buenos, y tratando de hablar en verso, con palabras tan rimbombantes como vacias.

Por eso escribimos poco. Por eso seguimos estancados. Por eso nos refugiamos en círculos, no para aprender, sino para tener un lugar donde lucir esa pose. Vivimos del cliché. No escribimos, no leemos, no vivimos. En la busqueda de ser como olvidamos nuestra propia persona, voz, estilo y forma (hasta nos compramos unos lentes como los que usan ellos). Es momento de eliminar la pose y empezar a crear nuestra propia voz y estilo. Encontrar nuestra salida, no la de una generación ni la de una academia, sino en el macrocosmos de nuestro ser. Y en nuestro lápiz, y en nuestra libreta."


Ya no supe después que escribir, empezo la lluvia, corria, caminaba o simplemente me quedaba parado por momentos. Fue bonito el trayecto, tome algunas fotos. y volvi a casa. Extraño la escuela. Subire un poema en unos momentos, por ahora, iré a cenar.

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