No queda más que decir, una canción hermosa, la más fuerte que existe sobre el desamor, y la que tantas noches me ha hundido y me ha levantado de tu indiferencia, y de los fríos de Febrero. (Es cursioso que siempre me refiera a ti, o por lo menos hable de ti, cuando sé que no conoces este blog, y que no tengo intención de que lo leas ... en fin).
Esa canción, la amo desde que la escuche por primera vez en mis depresiones de niña de secundaria. Sigue pareciendome con madre.
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